domingo, 18 de septiembre de 2011

CRÍTICA: SUPER 8

Este verano ha visto más de una superproducción que ha sido ampliamente aclamada por la crítica, cuando este año parecía tener poco potencial debido, entre otras razones, a la sobresaturación  de películas de superhéroes que, aún así, no han estado tan mal  - especialmente la precuela de X-men -  . Entre todo este huracán de remakes y secuelas al que Hollywood nos tiene tan acostumbrados desde hace un par de años, Super 8 era una de las apuestas seguras de este verano   - y de todo el año -  en lo que se refiere a originalidad.
Pero lo que en un principio había sido el secreto mejor guardado de este año para los cines resulta siendo algo que, mientras nada original, sí resulta de lo más disfrutable: Super 8 es una gran compilación de todo lo que hemos visto anteriormente en los clásicos de Spielberg de los años 80, una cinta que recuerda con nostalgia, más que una época, una manera de hacer cine olvidada desde hace décadas. Para todos aquellos que creciesen viendo las películas de Spielberg, esta es la despedida que nunca tuvieron.
Aunque a partir del segundo acto Abrams pierde un poco el control de la película, eso resulta perdonable si se tiene en cuenta lo difícil que es acabar una historia con el desenlace adecuado, tarea en la que fallan muchos realizadores.
Cabe destacar de la película la excelente banda sonora, tanto los temas compuestos por Michael Giacchiano como el recopilatorio de canciones populares de los 70, así como los debutantes y protagonistas del film, que caracterizan muy bien a sus personajes.

Nota: 8'5/10